domingo, 13 de diciembre de 2009
¿Cómo puedo saber si no me quieres?
No pude contestarme, pero esta pregunta se repetía a cada momento, quería olvidarla, quería evadirla, pero me perseguía, sí, como un cruel depredador persigue a su presa.
Me dijo que me quiere, me dijo que es mi amigo, me dijo tantas cosas. Le creí, pero ahora la duda no me deja tranquila. Antes de dormir, me sigo haciendo esta pregunta, y no hallo respuesta. No hallo salida en este laberinto, en el que tú vives, y al cual yo entré con el alma desnuda y un corazón herido.
No sé cómo decirte que te quiero, pero, pero...siento que tú no me quieres, y cómo saber si es verdad¿? ¿Estaré equivocada?
¿Cómo puedo saber si no me quieres?
Quizá sea tiempo de abandonar el laberinto. Salir, otra vez, con el alma desnuda y mi corazón maltrecho. Sobreviviré, eso espero.
lunes, 7 de diciembre de 2009
mmm.... u.u
"Me estoy preguntando si soy egoísta al timbrarte...aunque en verdad trato de llamarte...como no contestas, corto la llamada...quisiera intentar otra vez...a ver si me contestas, pero el pensar que no quieres contestarme me mata...y pienso en ti y leo tus sms, y los vuelvo a leer...y vuelvo a pensar en ti...TQM...será que de tanto escribirlo se perdió su verdadero valor?, seguirá significando lo mismo para ti? o para mí?...TQM...no puedo decirte más o será que no quiero decirte más...ya no lo sé. TQM...ya no sé qué significa o quizá no quiero saberlo...o no quiero recordarlo. TQM...creo que se gastó de tanto usarlo. Y nunca leerás este sms...porque nunca te lo enviaré...porque nunca sabré verdadermanete quién eres, porque quizá nunca lo supe. TQM...no hay nada más"
sábado, 21 de noviembre de 2009
Me recordaste, pero no me conoces...¡yo tampoco!
- Hola - te dije mientras me veías sorprendido.
- Hola - respondiste, sin saber si seguir tu camino o detenerte para saludar más educadamente. Tuviste que detenerte.
Te acercaste a mí, me diste un beso en la mejilla y mi vida casi se acaba con un suspiro.
- ¿Cuál era tu nombre? - me dijiste como si no recordaras lo loca que parecía en aquel primer encuentro.
- Steýfer, mi nombre es Steýfer - te dije mientras noté que mis manos estaban empapadas de sudor.
- Oye, ¿vives por aquí? - preguntaste sin querer hacerlo.
- No, vine a ver a un amigo.
- Ah, un vecino mío, seguro lo conozco, ¿cómo se llama? - me dijiste muy amablemente.
- ¿Ah?...¿Su nombre?...pues...se llama...Brandon, sí, Brandon.
- ¿Brandon? - tu frente fruncida y tus ojos medio cerrados, me recordaba a ti mismo -, no conozco ningún Brandon por aquí cerca.
- Bueno, es nuevo, creo que recién se ha mudado. Y tú, ¿cómo estás?, ¿vas a estudiar?, ¿a trabajar?...
- A estudiar, por ahora no trabajo, soy un mantenido - dijiste mientras sonreías y tus cachetes, tomaban un color rojizo.
Mi pregunta tenía una respuesta certera, claro que sabía que te ibas a estudiar a la universidad particular, la única del pueblo, sabía muy bien qué carrera estudias, sabía en qué turno estás, conocía a cada uno de tus compañeros y también a tus compañeras, a ellas las conocía más. Pero, no quería parecer una acosadora maniática, no quería que se diera cuenta cuánto me interesa.
He decidido conocerte (aunque ya lo he hecho antes), hacerme tu amiga y no mencionarte nada más sobre mis sueños. No decirte de dónde te conozco, y parece que tú tomaste la misma decisión.
- Nos vemos luego - me dijiste -, ¡ah!, ¡verdad! ¿podrías darme tu número celular?
- Claro - te dije.
Te di mi número, tú me diste el tuyo, que, a propósito, también lo sabía.
No soy una acosadora, no estoy loca, y tampoco estoy obsesionada contigo Gustavo. Avanzaremos, ¡ya lo verás!
viernes, 13 de noviembre de 2009
Para ti, que, indudablemente, no lo recibirás!
¡No entiendo por qué te vas! ¡No sé por qué debo irme! Es decir, sí sé por qué DEBO irme, pero la única verdad es que no quiero irme.
"A la distancia, a veces, aprendes a valorar más a las personas", me dices. Mis ojos te escuchan atentamente, quieren llorar, pero no, decidí no derramar más lágrimas por ti, ¡no más!
¿Cómo saber si piensas en mí, si me recuerdas, o si sigues queriéndome? ¿Cómo saberlo?
Pienso que llegó la hora de separarnos..."ya habíamos hablado de eso, ¿lo recuerdas?", me dices fríamente. Y sí, recuerdo muy bien que hablamos de eso, y en varias ocasiones, pero nunca pensé que fuera tan difícil, nunca pensé que llegaría a dolerme tanto.
Desde que te conocí descubrí que me hacías daño, lo descubrí como cuando un niño descubre las consecuencias de su travesura, y, simplemente, decide hacerla, arriesgándose. Me arriesgué, y aquí estoy, sufriendo las consecuencias. Sufriendo por ti. Me hiciste daño y lo sigues haciendo, y creo que por algún tiempo seguirás aquí, haciendo lo mismo en mí.
Y yo no sé, ahora, si te olvidaré, si, al menos, trataré de hacerlo. Porque estás aquí, y seguirás estando aquí, y me hará daño tu ausencia. Y sé, también, que me hace daño tu presencia.
Para ti.........el amigo que........alguna vez fue mi mejor amigo, y con quién, quizá.........me equivoqué tantas veces.......Gracias por todo, a ti.
Atentamente,
Alguien que te quiere, y DEBE olvidarte, sin querer hacerlo.
sábado, 7 de noviembre de 2009
¡Una amiga que no es cualquiera!
Qué no he pasado con ella¿? Me ha pasado de todo:
- Un día cualquiera...caminando por la calle, en pleno centro de Trujillo, cerca, bien cerca a la Plaza de Armas de nuestra ciudad. Ella me acompaña a una caminata de las que a mí me encanta, quizá no era la ocasión apropiada (ella llevaba tacos). Estamos cruzando la pista, cuando de pronto..."ay", le escucho decir. Mi cabeza voltea a ver atrás, y ella ya casi no se quejaba, pero quería que regrese a la pista, algo se había quedado en medio de la pista. Sí, yo vuelvo a la pista, me paro en medio, me agacho y junto un taco. Sí, nos tocó caminar hasta un zapatero, menos mal que recordaba dónde había uno, más o menos cerca. El zapatero fue rápido.
- Estamos en el centro comercial, hemos caminado bastante, es de noche, la ciudad está un poco oscura: "quisiera sacarme estas botas" me dice ella. "jaja, no eres capaz", afirmo. "y ¿por qué no sería capaz?", me dice. "Te conozco, y sé que no eres capaz", le digo como retándola. Aceptó el reto. Se sacó las botas, y empezó a caminar en medias.
- Un día quisimos ir al cine, vamos a uno, "no, no hay la película que quiero, quizás en el otro", le digo. "Ok, vamos al otro", me dice.
"Acá sí está, pero está más caro", afirmé. "Muy bien, aún hay un tercer cine", me dijo. "Chévere, ¡vamos!". Llegamos cuando ya había pasado la hora. Ok, no logramos ir al cine, es decir, sí fuimos al cine, pero mientras algunas personas compran combos para comer mientras ven una película, nosotras nos compramos un combo para comer mientras caminábamos de regreso a casa.
- Estamos en un pueblo desconocido, o mejor dicho, poco conocido, y que por razones muy personales no puedo mencionar el nombre. Cayó la noche, estamos de sueño, no hemos encontrado hotel, ni hospedaje ni ninguna casa donde quedarnos. Decidimos dormir en la calle. Sí, entre dos luminarias, habíamos llevado frazada, porque en los pueblitos de la sierra, siempre hace muhco frío. Y esa noche tuvimos frío. Así que nos tiramos a dormir ahí. La noche es joven y la vida nocturna se manifiesta en ese pueblo. "¡¿Podrían hacer menos bulla?, no nos dejan dormir!", grité, pero nadie quiso escucharme. Nos fuimos a buscar otro lugar.
domingo, 1 de noviembre de 2009
esto sucedió en un día (al parecer) cualquiera
¡Wow! Fue un cachetadón a mi vida para hacerme reaccionar.
Aún recuerdo cuando era un niño y su mamá lo llevaba a la escuela dominical. Recuerdo mi primer ayuno, mi hermanito bien lindo quiso invitarme una fruna (cosa que antes no recuerdo que lo haya hecho). Ahora lo veo maduro, jovencito y tomando una decisión importantísima en su vida: bautizándose y así cumpliendo con el mandato que Jesucristo dejó para nosotros.
Hoy quería llover en mis ojos. Yo lo miraba, lo escuchaba, y me sentía orgullosa de él. Dios sabe cuántas veces oré para que mi hermanito esté en sus caminos, los caminos rectos de Dios, perfectos. Y hoy Dios me dio una lección. Hoy se ha marcado un nuevo comienzo para mi hermanito, y quise perennizarlo aquí, en esta entrada.
Quizá él no lea esta entrada, pero hermanito: ¡ERES GRANDE! Y hoy ha habido fiesta en los cielos y en mi corazón.
"Porque quiero servir a Dios para siempre", yo nunca olvidaré estas palabras, espero que él tampoco.
lunes, 19 de octubre de 2009
Hoy te vi y...adivina qué...
jueves, 15 de octubre de 2009
u_u
Traté de escapar. Hace un mes que me fui. Intenté olvidarte. Intenté no pensarte. Me cuentan que mientras dormía pronunciaba tu nombre. No pude dejar de ver tus ojos llenos de ese fulgor que iluminaba mis días. No conseguí dejar de oír tus suaves palabras. No olvidé ese cabello por el cual solía pasar mis dedos y acariciar. No dejé de oír tu voz, ni un solo dia, mencionando mi nombre. Te quise tantas veces, te quise de muchas formas. Incluso cuando te enojabas y me hacías bromas pesadas como venganza. Te quise cuando te quedabas solo, y nadie jugaba contigo. Te quise cuando no aguantabas mis bromas y te alejabas de mí. Te quise cada vez que te ibas y yo quedaba sola. Te quise, claro que te quise, fue algo para lo que no encontré cura. Por eso volví. Otra vez, aquí estoy. Y sé que regresé a donde estábamos antes. Pero también sé que volveré a irme, escaparé de nuevo e intentaré olvidarte otra vez. Y, tal vez, sólo tal vez, sepa ahora mismo, que regresaré otra vez, al mismo lugar donde estábamos antes.
viernes, 9 de octubre de 2009
TQM
martes, 6 de octubre de 2009
Alguien escribió este post...II
No quiero olvidarme de ti. Quizá sea lo mejor, quizá sea una mala idea. Si aún me quieres, por favor, ¡dímelo! Si ya no me quieres, por favor, no me digas nada, yo seguiré soñando contigo.
Seguiré pensando en ti y pensando que aún me quieres, pero viéndote lejano. Triste, estaré triste mientras te vea.
Te quiero mucho, aunque quizá se hizo costumbre que te lo diga seguido, aunque no sepa quién eres, aunque no sepa si tú lo sabes o si lo notas.
domingo, 4 de octubre de 2009
Un domingo diferente...
Domingo por la mañana, levantarme con ganas de ir a la casa de Dios. Saliendo de la iglesia recibo una llamada, es mi mejor amigo del colegio:
- Yrma, ¿vamos al corso?
- No, no pasa nada. No me gusta el corso. La montonera de gente. Los choros rondando. No, no creo.
- ¡Anímate!
- Bueno pues. Llama a Carlitos, yo llamo a Paty y me llamas para ver cómo acordamos.
Quedamos para las 3:30pm. Mi mejor amigo llega a las 4:00pm, para variar.
Vimos el final del corso. Qué hacer luego. Vamos al Mall. Vamos al Real Plaza. Al Play Land Park. A casa de la madre (una amiga que nos hizo tíos, es decir, ya tiene su hija pues).
Resultamos caminando al Real Plaza. Luego Pizza hut.
- Señorita, denos un hut pack, una chorizo chesse (o algo así era la oferta que venía con gaseosa incluida).
La señorita nos trajo algo que, al parecer era nuestra pizza (una masa delgada con un poquito de tomate picado)
- ¿Les sirvo?
- ¡No! - digo yo.
- Sí - dice Paty.
La señorita se retira, después de habernos servido.
- ¿Puedo decir algo? - dije algo estupefacta.
- No, ¡no lo digas! - dijo Carlitos.
- ¡Me siento estafada!
- Ok. Lo dijiste.
- Eso iba a decir yo - dice mi mejor amigo.
- Hemos pagado 40 soles por esto ¿?. No puedo creerlo - les dije sin más ni menos.
Comimos resignados, convencidos de que no entendíamos, pero que lo aceptábamos.
Pasaron cinco minutos, y llega la chica:
- Aquí está su pizza.
Lo que traía sí era una verdadera pizza, con champignones, y chorizo y queso: verdadera grasa comestible.
Mi primer pensamiento: "ok, se equivocó y se va a llevar esta pizza que nos ha traído". "Pero cómo si ya le hemos comenzado".
Mi mejor amigo pensaba "¡Por fin!, ésa si es una pizza"
¿Qué pasó? Lo primero que nos había traído venía incluido con la oferta, era una bruschetta. Plop. No, no era la pizza.
Comimos después de habernos reído. Y todos felices y contentos. Los cuatro.
Había unos tipos que estaban tocando rock en el segundo piso. Subamos las escaleras eléctricas (que para ser eléctricas son muy lentas).
Nos ubicamos listos para escuchar. Sentaditos como niños buenos.
- Gracias gente. Hasta la próxima - dijo el vocalista del grupo.
Como niños buenos nos regresamos al primer piso, yo por las escaleras nada rápidas, mientras mis amigos se fueron por las escaleras más rápidas, donde usas tus pies para acelerar.
¡Muchachos, se pasaron! Me regalaron un domingo diferente. ¡Gracias por esa amistad que perdura!
Paty: ¡lo siento! Sé que querías escuchar a esos patas cantar.
Jaime: la de la pizza es inolvidable.
Carlitos: seguro hubieras querido grabar mi cara de estafada.
Dios: gracias por estos amigos que me has regalado.
jueves, 1 de octubre de 2009
Alguien escribió este post...
Ésta, tu ausencia, me está matando, está acabando con mi amor, y de paso con mi vida.
La novela que leía se alejó de mi vista, se alejó de mí, la dejé de lado, pues nunca conseguía pensar en el protagonista, él no conseguía tener vida propia, pues siempre lo encontraba parecido a ti. Tú estabas en esa novela, tan lejano, tan ajeno.
Intenté llenar tu vacío, empecé a ver una serie cómica: friends. Hasta Ross es parecido a ti, y llegué a pensar que Chandler o Joey, o cualquier otro personaje lindo, pero a la vez traicionero, eras tú.
El trabajo no llenó tu vacío. Empezó a aburrirme, y pensé seriamente en dejarlo. Los estudios...ni hablar.
Hoy sólo sé que te extraño. Quiero llamarte. Quiero verte. Quiero ir al cine contigo. Ir al teatro tomada de tu mano.
Es él quien tomará mi mano. Es él quien me llamará, a quien veré y con quien iré al cine a ver una película romántica que me haga recordar a ti.
jueves, 17 de septiembre de 2009
¿Aún existe gente buena?
Estábamos trajando en Pacasmayo, es decir, tratando de informar a las personas que estaban cerca al mercado, al parecer algo desocupadas y dispuestas a escucharte todo un rollo con respecto a Osiptel.
Mi compañero estaba informando a una persona, yo esperaba a mi próxima víctima, digo, al siguiente usuario desinformado para hablarle. De repente, se me acerca un hombre de aspecto canoso, llevaba un polo blanco y pantalón de vestir (drill quizás), su aspecto no era de desconfiar, pero me dejó estupefacta. Cuando se me acercó pensé "bacán, quiere que le explique". Pero, de pronto, su sinceridad me sorprendió:
- Disculpe señorita, la verdad es que Ud. tiene un parecido con mi hijita.
"Chévere señor...", pensé. Lo había visto merodear cerca, pero...
Y sacó dos chocolates de su bolsillo:
- No se ofenda señorita, pero es para Ud. y su compañero. Ud. se parece mucho a mi hijita.
Wow, aún me pegunto, si existe gente buena. Me doy cuenta que, al parecer, el mundo no está tan perdido. Aún existe gente buena.
P.D.: mi compañero no se sorprendió mucho cuando se lo conté y le di el chocolate, nos lo comimos y no pasó nada, es decir, no nos hizo mal. Y es que en mi desconfianza pensé que podría tener algo el chocolate. Wow. Aún existe gente buena.
lunes, 14 de septiembre de 2009
Amigo...u_u
viernes, 11 de septiembre de 2009
Cayó el telón
Te miro. Tú me miras (de reojo). Estás atento a la danza. Me pierdo en un punto de tu rostro. No escucho la música, sino la melodía de tu cabello. No existen bailarines, no existe público. Sólo tú, a mi lado.
No sé tu nombre (o no lo recuerdo). No sé quién eres (alguna vez lo supe). ¿De dónde vienes? Me parece haberte visto en un sueño. Pero ahora eres real, siempre lo fuiste.
Terminó la función y me esperaste afuera con una rosa.
- ¿Volveré a verte? - pregunté antes de irme.
Tu silencio dejó una huella en mí. Mi silencio no me dijo nada. Me di media vuelta y no miré atrás. Mis ojos quisieron llorar, pero mi orgullo les negó esa opción. Me miras. Ya no te miro; nunca más lo haré.
Mañana mis ojos te buscarán, pues olvidarán que ya no me miras. Ellos querrán perderse otra vez en tu rostro. Mis oídos querrán escuchar la melodía de tu cabello. Mis pies querrán dirigirse a aquel teatro; descubrir, otra vez, a aquella butaca que fue testigo de mi amor. Pero ya no estarás. Ya no me mirarás. No te miraré.
viernes, 4 de septiembre de 2009
Mi primera vez...
Mi ropa no es negra, pero sí oscura, no le encuentro el sentido a esa costumbre, no la entiendo.
Las personas lloran, los hijos, los hermanos, la mujer, y los familiares y asistentes. Imposible estar tranquila, mis ojos secos mojaron mi rostro sereno.
La muerte llega y se lleva a alguna persona cercana (o quizás lejana) a ti. Las preguntas que siempre me he hecho es: Primera: ¿y yo qué debo hacer? No me gusta ir y decir: "lo siento", " te acompaño en tu dolor", o cualquier otra frase cliché que no es cierta, es decir, no "siento" que haya muerto esa persona, si ni siquiera, o apenas, la conocí. Sentir que es una mentira y puro compromiso ir y decir eso, nunca lo he hecho. En este caso tampoco lo hice. Alguien se me acercó y me dio el pésame, no me quedó más que decir "gracias".
Segunda pregunta: ¿a dónde se va su alma? esa pregunta es fácil de contestar, la Biblia menciona que existen dos lugares para pasar la eternidad, paraíso e infierno, es decir, vida eterna o muerte eterna. ¿Cómo entro al paraíso?, fácil, aceptando a Cristo como mi Salvador. Reconociendo que es el ÚNICO CAMINO al Padre. ¿Cómo se entra al infierno? A contrario sensu (sentido contrario), rechazando a Cristo.
Mi primera vez en un sepelio, mi primera vez en que alguien me da el pésame, después de que le dijeron "es la nieta".
jueves, 27 de agosto de 2009
después de años...increíble...xD
- Stephani- escuché decir a mi padre.
- ¿Ah? - mi voz apenas se escuchó.
- ¿A qué hora regresas?
- A las nueve salgo de clase.
Papá no sabe mis horarios. En realidad, no tendría por qué saberlo si nunca se lo he dicho.
- Siempre con cuidado.
Mientras camino para subirme a un micro, "papá no me dijo que llevara chompa". Había tratado de evitarlo para que no me diga que lleve chompa, pues no quería hacerlo.
Después de años, dejo a mi padre sentado junto a la mesa, luego de darle un beso de despedida, y lo más asombroso: ¡no me dijo que me pusiera chompa!
Tal vez en el fondo, extrañé que no me dijera...
lunes, 10 de agosto de 2009
Aquí estoy otra vez...
Veo a mi padre: aún no llega a los cuarenta (es duro, pero siempre tierno conmigo), hablando tanto de lo mucho que ha vivido y aconsejando a sus pupilos y a su niña.
Veo a mis hermanos: jugando entre ellos, comiendo y jugando a "mira allá el avión (el otro voltea) y ya le tiré sal a tu comida".
Me veo a mí misma: mirando con amor a mi padre y gran ternura a mis hermanos. Pensando en lo simple que es la vida, sabiendo que mañana sólo tendré tiempo para jugar y me preocuparé por nada.
Y aquí estoy otra vez...ahora, comiendo unas cuantas hojas de un libro, próxima a dar un examen, ¿qué pasó?, simple: crecí. La responsabilidad me atrapó.
sábado, 8 de agosto de 2009
jueves, 6 de agosto de 2009
Dios conmigo...Él es mi amigo
jueves, 30 de julio de 2009
buscando...
Normalmente no compro películas, porque no puedo comprar originales (no hay dinero, para darse esos lujos, con los libros es diferente) y porque tampoco sé dónde venden. Y me da carga de conciencia comprar pirata. Pero existen excepciones. Sólo por una buena causa: escribir un cuento. Y hoy salí en busca de una película.
El Virrey, centro comercial de Trujillo. Después de recorrer sus tiendas me di cuenta que no iba a encontrar esa película, al menos no ahí. Seguro que no busqué en todas las tiendas, tampoco sé dónde venden películas piratas.
Zona Franca, Plazuela Gonzáles Prada, y alrededores. En cada tienda que entraba:
- Buen día. ¿Tiene la película "mente suicida"?
- No, no la tengo.
Al menos deberían ilusionarme buscando, haciendo el esfuerzo por encontrarla. No, de frente me decían, ¡no!
Estamos en Trujillo, el Perú. Donde a cada rato hacen operativos para encontrar piratería y de hecho que encuentran. Por más intento que hagan los vendedores de guardar la "merca". Siempre decomisan piratería y luego hacen un espectáculo quemándola, o a veces, se la llevan los policías para verlas en sus casas, o a lo mejor, lo hacen los ficales.
Y yo no puedo encontrar una película tan simple (y poco conocida, al parecer).
sábado, 25 de julio de 2009
un día espectacular...
- Muy bien Lady, ¿vamos a almorzar?, en mi casa harán coliflor - le dije apenada.
- Ya pues. Vamos - me decía muy animada -. En mi casa no cocinarán.
- ¿Vamos Oliver? - le dije a mi amigo.
- Ya - dijo él.
Nos fuimos al restaurante donde Oliver come siempre. Lo que quedaba de menú ya no estaba muy rico que digamos. ¡Taxi: Al Charole's! El taxista no conocía dónde quedaba el restaurante. No importa, nosotros le indicamos.
Pedimos los platos que aquí sí estaban ricos. Conversamos. Bromeamos. Lady hizo preguntas capciosas.
Hora de pagar la cuenta. Tan bien que íbamos.
- Aquí está mi parte y la de Lady - le dije a Oliver.
Oliver nos miró asustado. Se quedó mudo. Se puso colorado.
- No me asustes Oliver - dijo Lady.
- No, no es nada - dijo Oliver -. Es que no he traído efectivo, me lo olvidé. Pero, pagaré con mi tarjeta.
¡Mozo!, cóbrese, por favor.
Bueno, esto no pasó de un susto. Pero el mozo se está demorando en cobrarse.
- Disculpen, pero tenemos un problema con la máquina, no quiere aceptar esta tarjeta, ¿tiene otra?- dijo el mozo.
- Sí, claro. Pruebe con esta - dijo Oliver.
Nos pusimos de pie para recoger la tarjeta, salir del restaurante y caminar tranquilamente.
- No, parece que la máquina no quiere aceptar ninguna tarjeta. Tendrá que pagar en efectivo - dijo, muy amablemente el mozo.
- El problema es que - Oliver ya estaba con cara de tomate - no hemos traído efectivo- dijo él, muy nervioso.
(- Si ya tienes tu tarjeta ¡corramos Oliver! No creo que nos sigan. Y si nos siguen, no nos alcanzarán. ¡Lady corre! No, no fui capaz de decir eso.)
No, no nos quedamos a lavar platos. El mozo nos conocía y nos dejó ir. "Después me traen", dijo de una manera tan dulce que nos traquilizó.
Oliver pasó el roche de su vida y Lady estaba algo avergonzada. Mientras yo me reía, me carcajeaba y celebraba lo que nos había pasado.
miércoles, 22 de julio de 2009
u_u
jueves, 16 de julio de 2009
...
lunes, 13 de julio de 2009
¿Seguirle?
¿Alguien recuerda al joven rico que se le acercó a Jesús? Me pregunto, ¿alguien sabe qué pasó después que se fue? Yo no tengo la menor idea, pero dice la Biblia que se fue triste; yo me imagino que también se fue solo y desamparado. Él escuchó a Jesús, pero decidió no seguirle. Cuántas veces, algunos de nosotros hemos escuchado de Jesús, incluso le hemos escuchado a ÉL mismo (por medio de otras personas o por la Biblia, que es Palabra de Dios), pero nunca nos hemos decidido a seguirle. Es fácil escucharle y suena bonito. Pero después ¡¿qué?! ¿Qué pasa después?, no pasa nada. Vas un domingo a una iglesia porque algún amigo te invitó, escuchas que todo es muy bonito, suena bien. Sales de ahí, y te das cuenta que tu vida no ha cambiado en nada, que no ha pasado nada. Pero no te das cuenta que has decidido NO seguir a Jesús, y que estás regresando: solo, triste y desamparado. Al joven rico le estorbaron sus propiedades, sus riquezas. A ti, ¿qué te estorba?
¡Anímate a seguirle! ¡Estás a tiempo! ¡Quita todo estorbo!
sábado, 11 de julio de 2009
Aquí estoy yo...
Si una persona puede estar siempre dispuesta para esa personita especial, para cuidarla y llenar su falta de amor, ¡cuánto más mi Señor Jesucristo!, ÉL está ahí siempre esperando por ti, ÉL te dice:
Te busco y no te dejas encontrar. Te llamo y no me contestas. Grito tu nombre, no sé si me escuchas o, indiferente, sólo me oyes. Te ofrezco el cielo, y ni siquiera lo miras. Te ofrezco salvación, no te interesa. Te ofrezco bendiciones, dices que no las necesitas. ¿Cuándo me mirarás? Yo te contemplo a diario. ¿Cuándo te acordarás de mí? Cada día me acuerdo de ti. "Aquí estoy yo", te dice Cristo y espera la misma respuesta de ti. ¿Qué responderás?
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Sí, es una linda canción. Además, cada vez que escucho esta canción recuerdo a alguien...no, no se emocionen, es un amigo.
martes, 7 de julio de 2009
Cine...
- ¿Vamos al cine? – le dije a mi buena amiga.
- No tengo ganas – me dijo con sinceridad.
- No pues, entonces, no. Otro día será.
Iremos a comprar tu chip, luego mis lapiceros y ya por ahí te vas en el colectivo pues.
- Está bien – respondió ella, indiferente.
“No, no puedes comprar el chip tú, tiene que venir el titular” ¡Muy bien! “Gracias”, fue lo último que le dije a la gentil señorita que nos atendió.
- Mejor sí vamos al cine – dijo ella de repente.
- Chévere. Si no hay nada bueno en la cartelera nos regresamos pues – le dije algo emocionada.
- “Presagio”, “transformers 2”, “la era del hielo 3”, “Up, una aventura en las alturas”. ¿Qué dices?
- Up, una aventura en las alturas. No veo otra opción. – le dije, con inseguridad.
“Ella pensaba que sabía de qué se trataba la película. Yo me preguntaba si era de terror o comedia”.
La pregunta que rondaba nuestras mentes era: ¿estamos en la sala correcta?
Antes que empiecen las películas siempre hay trailers. En la sala 3 sólo veíamos trailers de Walt Disney.
- Revisa la entrada, por favor – yo no podía parar de reír.
- Sí – ella sólo se carcajeaba – dice sala 3.
- El título sonaba a comedia – le dije.
- “Shhh” – dijo alguien por atrás, era una voz de niño.
Fue una tierna película animada, dirigida a público infantil, creo. No me arrepiento de haberla visto.
- No le diré a nadie qué película vimos amiga – me dijo mientras salíamos; sólo nos reíamos.
- ¡Yo no se lo contaré a nadie!
miércoles, 1 de julio de 2009
Tú en mi clase, tú en mi mente, tú...
Más cerca a mí veo una sombra. Mi corazón, emocionado, le ordenó a mis ojos que voltearan. Rápidamente mi cabeza giró: “¿Qué artículo dijo?”, era un amigo que estaba poco más atento que yo. Mis hombros se encogieron para responderle.
Mi mente vagaba recordando cada frase tuya, cada gesto, soñando con tu sonrisa, tu soberbia…
¿Cómo se llama la teoría que acoge el Art. 10 del Título Preliminar de a Ley 26702 de bancas y seguros? ¡¿Ester?!
¡Casi grito tu nombre cuando escuché el mío!
martes, 23 de junio de 2009
Amor eterno ¿de quién?
Ayer le llevé un obsequio. Tú me regalaste un amanecer, un botón de rosa y una noche radiante, sólo para mí.
Le pedí que me llamara. Tú me visitaste, trajiste sólo dádivas para mí. No te abrí la puerta. Estaba sentada junto al teléfono esperando su llamada. El teléfono no timbró ese día. Pero el sonido del timbre era persistente, hasta que lo desconecté.
Me gustaba contemplarlo mientras bailaba. Tú seguías contemplándome, con ojos llenos de ternura. Yo no quería mirarte.
Él me miró. Mi cuerpo se estremeció. Mi corazón se detuvo. Y mis manos estaban húmedas. Su cuerpo se mantuvo cerca. Pero su mirada era ajena, era…lejana. Tu mirada se mantenía cerca, transmitía paz. Mi corazón te ignoraba. Mi cuerpo se alejaba de tu presencia. Y mis ojos eran ciegos.
Él se despidió de mí. Fue un “hasta nunca, me equivoqué”. Mi corazón quedó despedazado, totalmente quebrantado.
Ya hasta olvidé cómo comunicarme contigo. Me cuesta creer que te dejé por él.
Decidí volver al lugar donde te conocí. Te encontré. Me esperabas con los brazos abiertos, en tu mano una rosa, y mil besos para mí. Quedé humillada, te pedí perdón y me recibiste otra vez. Siempre fiel a tus promesas. ¡Gracias por tu amor eterno Cristo!
miércoles, 17 de junio de 2009
Tú, tú y ella, y… ¿y yo?
Cojo el teléfono y marco tu número. Timbró. Escuché una voz suave, pero firme: ¡aló! Inmediatamente colgué, no pude hablarte. Sé que ella estaba a tu lado en ese momento.
jueves, 11 de junio de 2009
¿El Perú avanza?
Estamos siendo testigos del segundo genocidio, en el segundo gobierno de Alan García.
viernes, 5 de junio de 2009
Carta de una apasionada confundida (por él o por ti)
sábado, 30 de mayo de 2009
tú...
domingo, 24 de mayo de 2009
jueves, 21 de mayo de 2009
Buenos días!
Ahora tengo ganas de seguir teniendo ganas, quiero reír, quiero ser mejor, quiero…oops! Tengo que ir a clases, debo irme, pero, como alguien dijo, volveré.
martes, 12 de mayo de 2009
Reflexión...
Me encantó esta historia, y aquí se las copié, disfrútenla!
Estaba una madre sentada junto a la cuna de su hijito, muy afligida y angustiada, pues temía que el pequeño se muriera. Éste, en efecto, estaba pálido como la cera, tenía los ojitos medio cerrados y respiraba casi imperceptiblemente, de vez en cuando con una aspiración profunda, como un suspiro. La tristeza de la madre aumentaba por momentos al contemplar a la tierna criatura.
Llamaron a la puerta y entró un hombre viejo y pobre, envuelto en un holgado cobertor, que parecía una manta de caballo; son mantas que calientan, pero él estaba helado. Se estaba en lo más crudo del invierno; en la calle todo aparecía cubierto de hielo y nieve, y soplaba un viento cortante.
Como el viejo tiritaba de frío y el niño se había quedado dormido, la madre se levantó y puso a calentar cerveza en un bote, sobre la estufa, para reanimar al anciano. Éste se había sentado junto a la cuna, y mecía al niño. La madre volvió a su lado y se estuvo contemplando al pequeño, que respiraba fatigosamente y levantaba la manita.
- ¿Crees que vivirá? -preguntó la madre-. ¡El buen Dios no querrá quitármelo!El viejo, que era la Muerte en persona, hizo un gesto extraño con la cabeza; lo mismo podía ser afirmativo que negativo. La mujer bajó los ojos, y las lágrimas rodaron por sus mejillas. Tenía la cabeza pesada, llevaba tres noches sin dormir y se quedó un momento como aletargada; pero volvió en seguida en sí, temblando de frío.
- ¿Qué es esto? -gritó, mirando en todas direcciones. El viejo se había marchado, y la cuna estaba vacía. ¡Se había llevado al niño! El reloj del rincón dejó oír un ruido sordo, la gran pesa de plomo cayó rechinando hasta el suelo, ¡paf!, y las agujas se detuvieron.La desolada madre salió corriendo a la calle, en busca del hijo. En medio de la nieve había una mujer, vestida con un largo ropaje negro, que le dijo: - La Muerte estuvo en tu casa; lo sé, pues la vi escapar con tu hijito. Volaba como el viento. ¡Jamás devuelve lo que se lleva!
- ¡Dime por dónde se fue! -suplicó la madre-. ¡Enséñame el camino y la alcanzaré!- Conozco el camino -respondió la mujer vestida de negro pero antes de decírtelo tienes que cantarme todas las canciones con que meciste a tu pequeño. Me gustan, las oí muchas veces, pues soy la Noche. He visto correr tus lágrimas mientras cantabas.- ¡Te las cantaré todas, todas! -dijo la madre-, pero no me detengas, para que pueda alcanzarla y encontrar a mi hijo.
Pero la Noche permaneció muda e inmóvil, y la madre, retorciéndose las manos, cantó y lloró; y fueron muchas las canciones, pero fueron aún más las lágrimas. Entonces dijo la Noche:- Ve hacia la derecha, por el tenebroso bosque de abetos. En él vi desaparecer a la Muerte con el niño.Muy adentro del bosque se bifurcaba el camino, y la mujer no sabía por dónde tomar. Levantábase allí un zarzal, sin hojas ni flores, pues era invierno, y las ramas estaban cubiertas de nieve y hielo.
- ¿No has visto pasar a la Muerte con mi hijito?- Sí -respondió el zarzal- pero no te diré el camino que tomó si antes no me calientas apretándome contra tu pecho; me muero de frío, y mis ramas están heladas.Y ella estrechó el zarzal contra su pecho, apretándolo para calentarlo bien; y las espinas se le clavaron en la carne, y la sangre le fluyó a grandes gotas. Pero del zarzal brotaron frescas hojas y bellas flores en la noche invernal: ¡tal era el ardor con que la acongojada madre lo había estrechado contra su corazón! Y la planta le indicó el camino que debía seguir.
Llegó a un gran lago, en el que no se veía ninguna embarcación. No estaba bastante helado para sostener su peso, ni era tampoco bastante somero para poder vadearlo; y, sin embargo, no tenía más remedio que cruzarlo si quería encontrar a su hijo. Echóse entonces al suelo, dispuesta a beberse toda el agua; pero ¡qué criatura humana sería capaz de ello! Mas la angustiada madre no perdía la esperanza de que sucediera un milagro.
- ¡No, no lo conseguirás! -dijo el lago-. Mejor será que hagamos un trato. Soy aficionado a coleccionar perlas, y tus ojos son las dos perlas más puras que jamás he visto. Si estás dispuesta a desprenderte de ellos a fuerza de llanto, te conduciré al gran invernadero donde reside la Muerte, cuidando flores y árboles; cada uno de ellos es una vida humana.
- ¡Ay, qué no diera yo por llegar a donde está mi hijo! -exclamó la pobre madre-, y se echó a llorar con más desconsuelo aún, y sus ojos se le desprendieron y cayeron al fondo del lago, donde quedaron convertidos en preciosísimas perlas. El lago la levantó como en un columpio y de un solo impulso la situó en la orilla opuesta. Se levantaba allí un gran edificio, cuya fachada tenía más de una milla de largo. No podía distinguirse bien si era una montaña con sus bosques y cuevas, o si era obra de albañilería; y menos lo podía averiguar la pobre madre, que había perdido los ojos a fuerza de llorar.
- ¿Dónde encontraré a la Muerte, que se marchó con mi hijito? -preguntó.- No ha llegado todavía -dijo la vieja sepulturera que cuida del gran invernadero de la Muerte-. ¿Quién te ha ayudado a encontrar este lugar?- El buen Dios me ha ayudado -dijo la madre-. Es misericordioso, y tú lo serás también. ¿Dónde puedo encontrar a mi hijo? - Lo ignoro -replicó la mujer-, y veo que eres ciega. Esta noche se han marchitado muchos árboles y flores; no tardará en venir la Muerte a trasplantarlos. Ya sabrás que cada persona tiene su propio árbol de la vida o su flor, según su naturaleza. Parecen plantas corrientes, pero en ellas palpita un corazón; el corazón de un niño puede también latir. Atiende, tal vez reconozcas el latido de tu hijo, pero, ¿qué me darás si te digo lo que debes hacer todavía?
- Nada me queda para darte -dijo la afligida madre pero iré por ti hasta el fin del mundo.- Nada hay allí que me interese -respondió la mujer pero puedes cederme tu larga cabellera negra; bien sabes que es hermosa, y me gusta. A cambio te daré yo la mía, que es blanca, pero también te servirá.
- ¿Nada más? -dijo la madre-. Tómala enhorabuena -. Dio a la vieja su hermoso cabello, y se quedó con el suyo, blanco como la nieve.Entraron entonces en el gran invernadero de la Muerte, donde crecían árboles y flores en maravillosa mezcolanza. Había preciosos, jacintos bajo campanas de cristal, y grandes peonías fuertes como árboles; y había también plantas acuáticas, algunas lozanas, otras enfermizas. Serpientes de agua las rodeaban, y cangrejos negros se agarraban a sus tallos. Crecían soberbias palmeras, robles y plátanos, y no faltaba el perejil ni tampoco el tomillo; cada árbol y cada flor tenia su nombre, cada uno era una vida humana; la persona vivía aún: éste en la China, éste en Groenlandia o en cualquier otra parte del mundo. Había grandes árboles plantados en macetas tan pequeñas y angostas, que parecían a punto de estallar; en cambio, veíanse míseras florecillas emergiendo de una tierra grasa, cubierta de musgo todo alrededor. La desolada madre fue inclinándose sobre las plantas más diminutas, oyendo el latido del corazón humano que había en cada una; y entre millones reconoció el de su hijo.
- ¡Es éste! -exclamó, alargando la mano hacia una pequeña flor azul de azafrán que colgaba de un lado, gravemente enferma.- ¡No toques la flor! -dijo la vieja-. Quédate aquí, y cuando la Muerte llegue, pues la estoy esperando de un momento a otro, no dejes que arranque la planta; amenázala con hacer tú lo mismo con otras y entonces tendrá miedo. Es responsable de ellas, ante Dios; sin su permiso no debe arrancarse ninguna.
De pronto sintióse en el recinto un frío glacial, y la madre ciega comprendió que entraba la Muerte.- ¿Cómo encontraste el camino hasta aquí? -preguntó.- ¿Cómo pudiste llegar antes que yo?- ¡Soy madre! -respondió ella.
La Muerte alargó su mano huesuda hacia la flor de azafrán, pero la mujer interpuso las suyas con gran firmeza, aunque temerosa de tocar una de sus hojas. La Muerte sopló sobre sus manos y ella sintió que su soplo era más frío que el del viento polar. Y sus manos cedieron y cayeron inertes.- ¡Nada podrás contra mí! -dijo la Muerte.- ¡Pero sí lo puede el buen Dios! -respondió la mujer.
- ¡Yo hago sólo su voluntad! -replicó la Muerte-. Soy su jardinero. Tomo todos sus árboles y flores y los trasplanto al jardín del Paraíso, en la tierra desconocida; y tú no sabes cómo es y lo que en el jardín ocurre, ni yo puedo decírtelo.- ¡Devuélveme mi hijo! -rogó la madre, prorrumpiendo en llanto. Bruscamente puso las manos sobre dos hermosas flores, y gritó a la Muerte:- ¡Las arrancaré todas, pues estoy desesperada!
- ¡No las toques! -exclamó la Muerte-. Dices que eres desgraciada, y pretendes hacer a otra madre tan desdichada como tú.- ¡Otra madre! -dijo la pobre mujer, soltando las flores-. ¿Quién es esa madre?- Ahí tienes tus ojos -dijo la Muerte-, los he sacado del lago; ¡brillaban tanto! No sabía que eran los tuyos. Tómalos, son más claros que antes. Mira luego en el profundo pozo que está a tu lado; te diré los nombres de las dos flores que querías arrancar y verás todo su porvenir, todo el curso de su vida. Mira lo que estuviste a punto de destruir.Miró ella al fondo del pozo; y era una delicia ver cómo una de las flores era una bendición para el mundo, ver cuánta felicidad y ventura esparcía a su alrededor.La vida de la otra era, en cambio, tristeza y miseria, dolor y privaciones.- Las dos son lo que Dios ha dispuesto -dijo la Muerte.
- ¿Cuál es la flor de la desgracia y cuál la de la ventura? -preguntó la madre.- Esto no te lo diré -contestó la Muerte-. Sólo sabrás que una de ellas era la de tu hijo. Has visto el destino que estaba reservado a tu propio hijo, su porvenir en el mundo.La madre lanzó un grito de horror: - ¿Cuál de las dos era mi hijo? ¡Dímelo, sácame de la incertidumbre! Pero si es el desgraciado, líbralo de la miseria, llévaselo antes. ¡Llévatelo al reino de Dios! ¡Olvídate de mis lágrimas, olvídate de mis súplicas y de todo lo que dije e hice!
- No te comprendo -dijo la Muerte-. ¿Quieres que te devuelva a tu hijo o prefieres que me vaya con él adonde ignoras lo que pasa?La madre, retorciendo las manos, cayó de rodillas y elevó esta plegaria a Dios Nuestro Señor:- ¡No me escuches cuando te pida algo que va contra Tu voluntad, que es la más sabia! ¡No me escuches! ¡No me escuches!Y dejó caer la cabeza sobre el pecho, mientras la Muerte se alejaba con el niño, hacia el mundo desconocido.
lunes, 11 de mayo de 2009
Segundo domingo de mayo...
La pasé con mi familia, me sentía extraviada. Apenas pude, huí a mi habitación, ahí lloré, sin querer hacerlo, lo hice. Dormí y dormí, y me hubiera pasado todo el día así; sin tener que ver a los demás con sus madres, y a mi lado no encontrar a la mía.
Este dulce sufrimiento, pensar que la tuve, ¿y si hoy la hubiera tenido?, ¿le hubiera regalado chocolates?, creo que sí, pero sólo porque un amigo me ofreció y no pude decirle no, y le hubiera traído chocolates sin darle mayor importancia.
Quiero seguir durmiendo y no despertar hasta que se acabe el día de fiesta.
Para colmo, hoy te llamé, quizás sólo quise escucharte, a lo mejor quería que escucharas mi tristeza, que compartas tu pena con la mía, pero tu teléfono…estuvo apagado.
¡Besitos huérfanos amigo!
miércoles, 6 de mayo de 2009
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡gracias!!!!!!!!!!!!!
Oré a ti, mi Dios, y tuve que aprender que debo esperar en ti, me has enseñado a confiar en ti, a esperar en ti, y cuando ya no podía más…respondiste a mi oración. Hoy puedo decir, nuevamente, que has cambiado mi tristeza en gozo, me llenaste de alegría. Y me has mostrado tu fidelidad. Y sigo aprendiendo que debo saber esperar, la paciencia que tanto me hace falta, y que tanto me enseñas.
Seguirás trabajando en mí, cual alfarero trabaja al barro, cual carpintero trabaja su madera, porque yo soy tuya.
Las palabras nunca serán suficientes para expresarte lo agradecida que estoy a ti, por tu amor, por tu perdón, y sobre todo porque no eres hombre para que mientas, ni hijo de hombre para que te arrepientas, Tú cumples tus promesas, lo estoy viendo y viviendo.
Gracias, mi Gran Dios, el Todopoderoso, a Ti sea la gloria, la honra y el loor, sólo a Ti.
no soy yo
Es ella a quien Dios conoce, es ella a quien deseas buscar y es ella a quien quieres amar.
No soy yo quien te quita el sueño, es ella con quien sueñas.
Cómo no me di cuenta antes!, no soy yo, entonces…no eres tú, a ti no te hallaré, mas tú sí la hallarás a ella.
jueves, 30 de abril de 2009
¡no sé qué quiero!
Quiero llamarte, mas no lo hago; quiero que tú llames, pero ¡¿por qué lo haces?!
Anhelo verte, mirar tu rostro y aplanar calles mientras me cuentas más de ti, más de tu trabajo, más de tus metas, más de todo tú.
Tus cartas las espero con ansias y cuando escucho al cartero, salgo corriendo, pero mi corazón se desmorona cuando, entre los sobres, no encuentro tu estampita de colores y la tranquilidad vuelve a mí, y me pregunto, ¿por qué las ansias de leer tu carta?, si en verdad ¡no quiero hallarte!
Parece que me esperas, creo que quiero esperarte; mientras tanto charlaremos y juntos llegaremos a la conclusión que, sin querer, ambos nos hallamos.
martes, 21 de abril de 2009
¿Hurto?
- La calle Sánchez Carrión, ¿sabe dónde queda? – pregunté al policía después de percatarnos que no había mapa alguno.
- Espere un momento – nos dijo, y salió de la oficina.
Regresó en un rato:
- Aquí en Moche, no. En Alto Moche, que queda a diez minutos de acá, en el tercer o cuarto paradero.
Nos subimos a la combi, donde le preguntamos al cobrador por la calle:
- En Alto Moche no. En Miramar, que está pasando Alto Moche. Sí voy por ahí. Suban.
Leydi y yo nos miramos las caras y después de encogernos de hombros, nos subimos.
Ya en la combi preguntamos a una señora:
- Yo voy por ahí, queda cerca al mercado - dijo la señora amablemente.
- Entonces, nos bajamos con la señora – le dije a Leydi.
El tiempo transcurría y escuchábamos lo que comentaban las señoras, hablando de la zona a donde íbamos: “antes era peor”, “los choros ya no son tan atrevidos”. Leydi y yo nos mirábamos, ambas muy nerviosas.
- Ésta es la Sánchez Carrión – dijo el cobrador.
Sí había casas, pero era todo puro arenal y la pista parecía algo improvisada.
- No, ésta no es – interrumpió la señora.
- Sí, es ésta – insistía el cobrador. Pregúntale al “pata” que está ahí sentado.
“El cobrador, seguro, conoce más” – pensamos a coro con Leydi. Y nos bajamos.
El “pata” que estaba sentado nos indicó que ésa no era la calle.
- Yo las voy a embarcar en una combi y ustedes se van con toda confianza.
Pero, ¿tienen algo de valor?
- No – dijo Leydi, que en su mochila tenía la filmadora y en su bolsillo abultado, el celular.
- No – repetí yo, que en mi mochila tenía el celular y en mi bolsillo algo abultado, mi mp3 y mis audífonos que sobresalían por la parte superior de mi polo.
- Guarda tu celular, amiga – le dijo a Leydi.
- ¿Qué es eso? ¡Dame eso! – le escuché decir al “pata” – ¿es radio, mp3? – mientras señalaba mis audífonos o mi bolsillo, ya no lo sé.
- “¿Me está asaltando?” – pensé, mientras Leydi me miraba esperando mi respuesta.
Es un mp3 – le dije, después de pensarlo.
- Guárdalo – me dijo.
El “pata” sólo había preguntado ¿qué es eso?, nada más. Tal era mi nerviosismo, que yo había imaginado el ¡Dame eso!
- Uffff – pensé. ¿Esas combis van a Trujillo? – le preguntamos.
- Sí, pero ¿ya no van allá a…?
- No, regresaremos otro día.
Y nos marchamos con la promesa de no volver.
viernes, 17 de abril de 2009
EL PATÍN COLOR ROSA
Lo encontré muy solitario en un mercado, en la sección juguetes. En un rincón, semi-abandonado:
- Y ése, ¿cuánto vale?- le pregunté al vendedor.
- No está en venta por falta de compañía.
- ¿Y eso? ¿Qué pasó con su par?
- No se sabe, llegó así, solo, metido en su caja.
- Mmm…¡me lo llevo! – dije efusivamente.
- ¿Para qué querrías un solo patín y encima zurdo? Pero…si lo quieres…no hay problema, llévalo.
Le pagué el precio correspondiente y me fui a casa contenta con mi patín color rosa.
Me propuse buscarle compañía, y decidí publicar un anuncio en los clasificados del domingo: “se busca patín color rosa, talla 39, estilo zapatilla de emo y con una estrella en el lado externo, DEBE SER DIESTRO”.
Esperé días que alguien llamara. Pasaron semanas y…Sí, acertaron, hasta ahora no he llegado a encontrar el patín color rosa diestro. Me quedé con mi patín color rosa zurdo; pero su soledad y la mía se acompañaron.
domingo, 12 de abril de 2009
¿babel?
En la banca de una esquina, tres lustrabotas se lamentan el hecho de que ya es tarde y no tuvieron mucho trabajo por ese día.
En la banca de la esquina oeste, cuatro sujetos, con actitud sospechosa, miran a cada persona que pasa, hombre o mujer, joven o anciano, chato o alto, lo único que importa es que parezca tener dinero, y cuando encuentran uno de éstos, lo siguen un tramo desapareciendo de la plaza, pasados unos minutos vuelven con algo en la mano fruto del sudor de sus manos. Y vuelven a la cacería.
En el monumento central (¡quién sabe de quién será la estatua ésa, y a quién le importa!), se encuentran dos enamorados, un anciano y una jovencita, dos amantes empedernidos. Él, un jubilado con una jugosa pensión. Ella, una joven algo humilde que satisface sus deseos. Se ven embobados, puede ser que de verdad se amen, con tantos tipos de amor que el hombre ha inventado, quién sabe…
En la banca del noroeste, se puede ver dos viejos amigos que se reencuentran después de años, conversando muy amenamente, y recordando los viejos tiempos, sus alegrías y tristezas, el tiempo de guerra, del terrorismo, y concuerdan con que el chino (rata) salvó a nuestro país de tanto mal.
En la banca del centro de la plaza está una señorita (hermosa, por cierto) con su tía, quien hace de vigilante, para que ningún tiburón se le acerque a la jovencita y quiera engatusarla; éste es el encargo que le dio su hermana antes de morir y dejar huérfana a la pequeña que ya no lo es tanto.
***************
La pareja de enamorados se pone de pie y camina junto a la banca de la esquina oeste, donde lo esperan cuatro sujetos que irán tras ellos, empezó la cacería. Pero los lustrabotas tratarán de detener a los enamorados para brindarle sus servicios, quizá a la jovencita, quizás al caballero, “un poco de betún y los dejo como nuevos, mi señor”. No, no, no queremos nada de eso, joven, gracias.
La tía se pone de pie, porque de pronto reconoció al caballero (el jubilado):
- ¿Cómo estás, Alberto?
- Muy bien, Mery, gracias.
A la señorita ya se le habían acercado los tiburones, y le ofrecían algunas rosas, recitándole lindos poemas de amor, pues quedaban como idiotas por su hermosura.
La tía recordó su misión, y espantando a los tiburones, le cogió del brazo a la señorita y la llevó a su lado. Le presentó a Alberto, “era un muy buen amigo de tu madre”.
Mientras que los dos amigos que se habían reencontrado después de años, ya estaban conversando muy amena y galantemente, con la enamorada de Alberto, quien la había dejado de lado, pues se avergonzó un poco cuando encontró a Mery, y le soltó la mano.Quizá la enamorada encuentre un mejor partido en alguno de estos amigos que de seguro no se avergonzarían, si les sucediera lo que le pasó a Alberto, quien miraba de reojo a la jovencita, mientras seguía conversando con Mery y la señorita hermosa.
domingo, 29 de marzo de 2009
el hombre sin nombre
Así conocí al hombre sin nombre. Pasamos todo el rato (mientras duró el sueño) conversando. Se nos ocurrió jugar ajedrez, jugamos sólo los dos. Había amigos o conocidos, no lo sé. En ese rato sólo importábamos él y yo. Una caravana pasaba a nuestro lado, pero nada de eso nos atraía. Él y yo sentados, conversando, conociéndonos, mientras más sabía de él, más me faltaba conocerlo.
Algún día lo conoceré en la realidad, a lo mejor, podría ser hoy o mañana o quizá a la siguiente semana lo olvide.
Conoceré a alguien más en otro sueño y olvidaré a éste, o será él mismo disfrazado de otra persona, ¿entonces lo reconoceré?
sábado, 28 de marzo de 2009
Sueño soñado
Quién diría que los duendes son tan divertidos, o tan burlones, en especial cuando se trata de mortales.
Un sueño soñado que te deja en un estado de éxtasis, al principio quieres llorar, al momento te inunda la curiosidad, le sigue la sorpresa y luego no paras de reír. La felicidad no quiere dejar tu corazón. La medianoche llega y no quieres ir a la cama, después de un café bien acompañado de unas cuantas cucharadas de azúcar, te niegas a ir a los brazos de Orfeo, y te deja con ganas de volver allá, allá donde existe la fantasía, donde existe la realidad, pero más bella, quizá sea otra verdad, quizá otra fantasía. Teatro al fin!
sábado, 21 de marzo de 2009
ella lo extraña...
- Darío: ¿Alguna vez te dije que volvería?
- Ester: No, no lo hiciste, pero…
- Darío: ¿Entonces?
- Ester: Entonces me hubiera gustado que lo hicieras.
- Darío: Pero no lo hice.
- Ester: Cierto, ¡a veces lo olvido!
Y...¿volverás?
- Darío: No, por lo pronto, no.
- Ester: ¡Te seguiré extrañando!
- Darío: Lo sé.
- Ester: No, no lo sabes. No sabes nada.
- Darío: No te entiendo!
- Ester: No importa! Nunca dijiste que lo harías!
Ella colgó el teléfono. Lo sentía tan lejano, y no era la distancia geográfica, que si hubiera sido eso, no le hubiera importado, era su corazón, su espíritu, era él!
El teléfono sonaba una y otra vez, Ester se sentó a su lado para oírlo sonar, no contestaría…
lunes, 16 de marzo de 2009
diálogo....especial!
sábado, 28 de febrero de 2009
Una ensalada!
La señora regresó pronto con un plato casi enorme de ensalada. ¿Lo terminaré?, pensó de pronto la chica, claro que lo terminaré, pagué por ella, se dijo a sí misma y sonrió, como si se lo hubiera dicho a alguien y sintiera el compromiso de sonreírle. Le encantaba la ensalada de ese lugar, y no le apeteció comer pollo.
Efectivamente, se la acabó, salvo por las cebollas, unos tomates y la vainita que las dejó a un costado del plato. Pensó en que en su casa encontraría vainita frita, y detestaba esa idea, así que cenó una ensalada.