sábado, 21 de noviembre de 2009

Me recordaste, pero no me conoces...¡yo tampoco!

Después de nuestro primer encuentro en el mundo real, empecé a seguirte, quise conocer tu casa, quise saber tus horarios, quise saber con quién andabas y quise que me vieras de "casualidad" pasar por tu calle y así fue, ¿lo recuerdas Gustavo?
- Hola - te dije mientras me veías sorprendido.
- Hola - respondiste, sin saber si seguir tu camino o detenerte para saludar más educadamente. Tuviste que detenerte.
Te acercaste a mí, me diste un beso en la mejilla y mi vida casi se acaba con un suspiro.
- ¿Cuál era tu nombre? - me dijiste como si no recordaras lo loca que parecía en aquel primer encuentro.
- Steýfer, mi nombre es Steýfer - te dije mientras noté que mis manos estaban empapadas de sudor.
- Oye, ¿vives por aquí? - preguntaste sin querer hacerlo.
- No, vine a ver a un amigo.
- Ah, un vecino mío, seguro lo conozco, ¿cómo se llama? - me dijiste muy amablemente.
- ¿Ah?...¿Su nombre?...pues...se llama...Brandon, sí, Brandon.
- ¿Brandon? - tu frente fruncida y tus ojos medio cerrados, me recordaba a ti mismo -, no conozco ningún Brandon por aquí cerca.
- Bueno, es nuevo, creo que recién se ha mudado. Y tú, ¿cómo estás?, ¿vas a estudiar?, ¿a trabajar?...
- A estudiar, por ahora no trabajo, soy un mantenido - dijiste mientras sonreías y tus cachetes, tomaban un color rojizo.
Mi pregunta tenía una respuesta certera, claro que sabía que te ibas a estudiar a la universidad particular, la única del pueblo, sabía muy bien qué carrera estudias, sabía en qué turno estás, conocía a cada uno de tus compañeros y también a tus compañeras, a ellas las conocía más. Pero, no quería parecer una acosadora maniática, no quería que se diera cuenta cuánto me interesa.
He decidido conocerte (aunque ya lo he hecho antes), hacerme tu amiga y no mencionarte nada más sobre mis sueños. No decirte de dónde te conozco, y parece que tú tomaste la misma decisión.
- Nos vemos luego - me dijiste -, ¡ah!, ¡verdad! ¿podrías darme tu número celular?
- Claro - te dije.
Te di mi número, tú me diste el tuyo, que, a propósito, también lo sabía.
No soy una acosadora, no estoy loca, y tampoco estoy obsesionada contigo Gustavo. Avanzaremos, ¡ya lo verás!

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