viernes, 13 de noviembre de 2009
Para ti, que, indudablemente, no lo recibirás!
¡No entiendo por qué te vas! ¡No sé por qué debo irme! Es decir, sí sé por qué DEBO irme, pero la única verdad es que no quiero irme.
"A la distancia, a veces, aprendes a valorar más a las personas", me dices. Mis ojos te escuchan atentamente, quieren llorar, pero no, decidí no derramar más lágrimas por ti, ¡no más!
¿Cómo saber si piensas en mí, si me recuerdas, o si sigues queriéndome? ¿Cómo saberlo?
Pienso que llegó la hora de separarnos..."ya habíamos hablado de eso, ¿lo recuerdas?", me dices fríamente. Y sí, recuerdo muy bien que hablamos de eso, y en varias ocasiones, pero nunca pensé que fuera tan difícil, nunca pensé que llegaría a dolerme tanto.
Desde que te conocí descubrí que me hacías daño, lo descubrí como cuando un niño descubre las consecuencias de su travesura, y, simplemente, decide hacerla, arriesgándose. Me arriesgué, y aquí estoy, sufriendo las consecuencias. Sufriendo por ti. Me hiciste daño y lo sigues haciendo, y creo que por algún tiempo seguirás aquí, haciendo lo mismo en mí.
Y yo no sé, ahora, si te olvidaré, si, al menos, trataré de hacerlo. Porque estás aquí, y seguirás estando aquí, y me hará daño tu ausencia. Y sé, también, que me hace daño tu presencia.
Para ti.........el amigo que........alguna vez fue mi mejor amigo, y con quién, quizá.........me equivoqué tantas veces.......Gracias por todo, a ti.
Atentamente,
Alguien que te quiere, y DEBE olvidarte, sin querer hacerlo.
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