domingo, 8 de abril de 2012

A escondidas...

A escondidas
busco un rincón en el que tú no estés
busco algún lugar donde no te vea
una habitación en la que tú no me veas
y no observes cómo mi corazón se rompe.
A escondidas
se me quiebra el corazón pensando en ti
se forma un océano a mi alrededor
y no consigo encontrar tu isla.
Intento mirarte a los ojos y no lo consigo
trato de rescatar a mis ojos
que se ahogan en un océano
pero llegas tú y de inmediato se reincorporan
A escondidas y en voz bajita
me digo a mí misma:
“no es el lugar ni el momento”
nunca es el momento
y ningún sitio es el lugar
solo…solo debo callar.
Debo seguir silente
por respeto a ti
por respeto a mí
“no es el lugar ni el momento”
Y tampoco a ti puedo decírtelo
claro que me consolarías
claro que me abrazarías
por supuesto que estarías aquí, conmigo.
A escondidas será...porque
“no es el lugar ni el momento”

jueves, 26 de enero de 2012

Encuentro

Te detienes antes de doblar la esquina, te acomodas el poco cabello que aún te que queda – sufres de calvicie prematura –, sacas el peine de tu bolsillo trasero, y lo pasas suavemente por tu cabellera, y…eres realmente lindo. Te veo – sin que lo sepas – antes de que llegues al encuentro esperado. Yo espero tu encuentro también.
Hasta que te decides a voltear la esquina, pero antes vas a botar el chicle que venías mascando, detestas que te encuentre haciendo esto, porque no te gusta que te llame la atención. Y, por fin, estás listo, revisas tu aliento, sacas un espejo de tu bolsillo derecho y te fijas que todo tú estés en orden, aunque nunca logras estar en orden en este tipo de encuentros.
Cuasi perfecto y muy galante, llegas al encuentro esperado, definitivamente eres adorable. Y...yo espero tu encuentro también.

sábado, 14 de enero de 2012

Te amo, pero...no sé quién fuiste

A las 2 de la mañana desperté recordándote, no quería seguir acordándome de ti, pero era imposible dormir, mi mente se mantenía activa y se negaba a obedecerme, cuando le ordenaba que se olvide de ti y se duerma de una vez por todas.
Mi almohada se hallaba mojada, ¡claro!, lo había olvidado, me dormí llorando sobre ella, era totalmente lógico que estuviese mojada.
Me recuesto…pienso en ti…me doy una vuelta, me cambio al otro lado de la cama, regreso a mi sitio, hago lo imposible por no complacer a mi mente, pero es muy terca, el reloj llega – como si nada – a las tres de la mañana.
Es difícil seguir creyendo que no voy a pensar en ti, así que vuelvo a ti, vuelvo a extrañarte y mis recuerdos vagan muy disparejos, miro tu foto y mi mente está en blanco, solo mi alma llora.
Trato de iluminar mi memoria con una linterna, pero veo tu rostro y mi alma llora, pareciera que solo ella puede recordarte. Y me detesto por no recordar ese rostro dulce y angelical, me detesto por quererte tanto y no saber quién fuiste, solo sabiendo quién eres ahora para mí.
Y le pregunto a mi almohada cómo es que alguien puede llegar a querer tanto a quien no conoció, ella solo se humedece.

domingo, 8 de enero de 2012

u.u

No puedo entender cómo es que espero tanto de ti, pero sé que no me darás nada. No entiendo porqué me conformo con tan poco (que en verdad es nada). No entiendo cómo puedo quererte si ni siquiera parezco interesarte. Tienes algo en ti que hace que te quiera, pero créeme, no te lo mereces. No te mereces mi cariño.
Por fin llegué a la conclusión de que has sido muy injusto conmigo, pero sé que de acá a un par de días nada importará, porque seguiré queriéndote, seguiré preocupándome por ti, no tengo remedio.

sábado, 22 de octubre de 2011

Yo te tuve, tú estuviste

Caminábamos por el centro de la ciudad (como nunca), cual dos locos desubicados, conversábamos sobre ti y sobre mí, y todo era divertido. Nunca te tuve tan cerca. Siempre te observé de lejos, yo me derretía de admiración por ti, pero en ese momento me derretía por tu presencia a mi lado...sí, estabas a mi lado mientras yo moría por dentro. De pronto buscaste mi mano y mi corazón se detuvo y latió al mismo tiempo. ¿Qué hace? me preguntaba a mí misma, sin quejarme mientras mi mano le daba el encuentro a la tuya.
Entramos a un callejón nocturno, mientras me hablabas, me contabas esas historias que me encantan y tu mano tocaba mi cabello, suavemente acariciabas mi rostro, mi mejilla se sonrojaba, y mi corazón y mi alma ya no estaban en mí.
Recuerdo haber entrado a una exposición de arte, mirábamos los cuadros, jugábamos a interpretarlos, tuve tu rostro tan cerca, tu boca sobre mi mejilla, se iba deslizando a ese espacio entre mi mejilla y mis labios, no pude aguantar la tentación y te...te...me desperté. Desperté sola como de costumbre.

jueves, 13 de octubre de 2011

:)

Te veo que me miras, mientras yo salgo de mí y me elevo. Mientras me veo a mí misma mirándote. Sé que te sonrojas cuando mis ojos se posan en ti. Tú no sabes que me sonrojo cuando despierto y recuerdo que has estado en mis sueños.