sábado, 28 de febrero de 2009

Una ensalada!


Era una chica solitaria, la vi entrar al restaurante, y acercarse a donde yo estaba: la caja; pidió una porción de ensalada, y le entregué su ticket, estando tan cerca de ella, pude ver sus facciones, nariz respingada, escondía unas ojeras detrás de esos lentes de montura negra y algo despintada, de contextura delgada, y en su polo blanco logré ver que decía: U.N.T
Mientras buscaba una mesa (una que sea pequeña y esté vacía y sola, ésa era perfecta), le entregó el ticket a la señora, la única mesera que vio, amablemente se lo recibió, regalándole una sonrisa, pensando que la chica era una vegetariana o una de esas fanáticas que se cuida mucho de no engordar y que por eso se comía sólo una ensalada.
La señora regresó pronto con un plato casi enorme de ensalada. ¿Lo terminaré?, pensó de pronto la chica, claro que lo terminaré, pagué por ella, se dijo a sí misma y sonrió, como si se lo hubiera dicho a alguien y sintiera el compromiso de sonreírle. Le encantaba la ensalada de ese lugar, y no le apeteció comer pollo.
Efectivamente, se la acabó, salvo por las cebollas, unos tomates y la vainita que las dejó a un costado del plato. Pensó en que en su casa encontraría vainita frita, y detestaba esa idea, así que cenó una ensalada.
La vi salir. Sin poder detenerla, aunque hubiera querido hacerlo.

sábado, 21 de febrero de 2009

ufff...casi, casi y...


Las 5:50 de la tarde, ahí estábamos listas para patear...la pelota, no, no íbamos a patear a nadie, no se preocupen. Pero por más listas que estábamos el partido no empezó a esa hora. Tuvimos que esperar que el vóley acabe y luego empezaríamos nosotras y ya estaba oscureciendo eh! Trrrr, sonó el pito, avisando que el partido había empezado, ahí estaba yo en el arco, nerviosa, muy nerviosa, sobre todo porque hace ufff que no jugaba, bueno, habíamos entrenado el día anterior, pero no me pareció suficiente, no me acordaba ni de cómo se tapaba. Para darme algo de seguridad a mí misma, le pedí prestado sus guantes a Ernesto (arquero del equipo masculino), además de orar con el equipo y pedirle a Dios su dirección. Y ahí venía la pelota: Annie, no te vayas!, Marylin tírala!, Leydi!, tú, tú...tú juega! No, no nos hicieron gol, porque Marylin me hizo caso o fue Annie, o en fin....ufff, la pelota estuvo cerca, pero no entró al arco! Ahí va la pelota Gina!, ésa es la goleadora del equipo!, se lleva una, se la pasa a Milagros y ella se la regresa, y, y,...en realidad, cuando uno está en el otro extremo de la cancha (como yo, que estaba en el arco) no se ve muy bien quién hace el gol, y encima que estaba oscuro, y la pelota azul, no se veía muy bien que digamos; así que sólo sé que por mi arco no pasó ninguna pelota, en cambio en el del otro equipo entraron tres, por ahí...entre Milagros y Gina y...en fin...es el equipo quien hace los goles ¿no? Como resultado: una herida, Milagros, quién quizá haya tenido una excoriación por alguna parte de su pierna y el tobillo adolorido; Gina, adolorida del tobillo apenas acabó el primer tiempo; y yo, junto con el resfriado que ya tenía, el cuerpo adolorido. Y claro, el marcador marcaba el tres a cero, ya antes anunciado, y eso que iban a ser más (ya!, no seas botada!).

jueves, 19 de febrero de 2009

fin de semana...xD


Las dos noches fueron interminables, entre fiebre y dolor de cabeza, entre mi habitación y el baño, ya no sé dónde está mi cuerpo; ha sido el fin de semana más difícil que he pasado, y el primer día de la amistad que he estado refugiada en mi cama, teniendo como amigas, una almohada (que ponía y quitaba y la volvía a poner, y así sucesivamente), unas pastillas (que me recetó una interna de medicina), y claro, mi enfermera personal y ad honorem, mi tía abuela. El dolor de garganta y la mucosidad en mi nariz eran insoportables.
Esfuérzate y sé valiente, me dijo Dios, y yo…claro, lo haré Señor, pero ¡vaya!, cuán difícil es...cuesta mucho!

domingo, 8 de febrero de 2009

Llamada...


Hoy llamaste a mi móvil, estaba conversando con mi Padre Celestial (muy ocupada), me percaté que habías hecho esto cuando prendí el celular. Llamaste poco después que lo apagara, y fue mejor así. No eres una persona insistente, así que no supe más de ti en este día. Quise llamarte, pero no tenía saldo para hacerlo. Quise timbrarte, pero pensé que era mejor dejarlo ahí. De todos modos, me dio gusto saber que llamaste. Pensar que te acuerdas de mí, me agrada. Pensar que me consideras tu amiga, ¿será? Porque yo sí te considero mi amigo, pero a veces...a veces no parece que lo fueras, o parece que no debieras serlo, o que no quisieras serlo, ya no lo sé.

Da igual! cuídate mucho, amigo!

viernes, 6 de febrero de 2009

ayer por el parque


Fue por un parque…yo pasaba caminando, después de un día agotador, decidí regresar caminando. Tú venías de la calle de enfrente con sandalia en mano, listo para atinarle a qué se yo! Mirabas al árbol, y buscabas tener puntería, pero de pronto bajaste la vista, me viste y sonreíste:
- Perdón!, no quise…
Yo quería reírme, quería carcajearme, pero me aguanté, sólo sonreí, y muy bajito, te dije:
- No te preocupes…
Seguí mi camino y cuando estaba de espaldas pude reírme según mi voluntad, era gracioso verte así, con sandalia en mano, sólo veías el árbol, por eso no te percataste de mi presencia y de que podrías haberme tirado la sandalia a mí. Quería voltear, quise saber qué buscabas en el árbol, a qué querías atinarle, algo habría, pero no lo hice!
Hubiera querido regresar y preguntarte: y cómo te llamas?, y qué buscas en el árbol?, podría ayudarte, si tú quieres claro! Pero nah!, no hice nada de esto, porque como escribió García Márquez: la timidez es un fantasma invencible.

jueves, 5 de febrero de 2009

de la oscuridad...al fin la luz

Habitaba en la oscuridad, en un lugar sin luz, donde a cada momento tropezaba, caía! y las tinieblas no me ayudaban a levantarme, tardaba mucho en el suelo antes de ponerme en pie, y cuando lo hacía, adolorida, maltrecha por el golpe de la caída, intentaba volver a caminar, apenas daba dos pasos más y volvía a tropezar y caía de nuevo, y mi corazón quedaba quejoso y herido por tanto golpe producto de tantas veces caer.
Hasta que un día caí y decidí que ya no me levantaría más, ¿para qué hacerlo? Volvería a tropezar y caer, y me quedé en el suelo, pero parecía que cada día caía más abajo, ahí pude darme cuenta: estaba en arenas movedizas, yo me iba hundiendo, pero no veía nada, todo siempre oscuro, sin embargo, yo sentía que me iba hundiendo, cada vez más y más abajo, pero las tinieblas no me dejaban ver si quiera algo.
Y un día, mientras yo iba cayendo…vi una luz pequeña, al principio, creo que no quería lastimar mis ojos que estaban tan acostumbrados a la oscuridad, y yo sólo gritaba: ¡¿Quién es?!, ¡¿quién es?!, pero sólo veía que la luz se iba agrandando, se iba acercando y yo empezaba a ver a mi alrededor y nada de lo que veía era bueno, así que decidí mirar sólo la luz, que cada vez estaba más cerca a mí y muchas preguntas cruzaban por mi mente: ¿de dónde salió?, ¿qué quiere?, ¿por qué viene?, pero sólo me atrevía a gritar: ¡¿Quién es?!, ¡¿quién es?!, fue entonces que escuché: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12); extendió una mano y me ayudó a salir de las arenas movedizas en las que me hundía, y en ese preciso instante decidí que nunca más me quedaría en oscuras, sino que seguiría esa luz tan maravillosa que me salvó, y es lo que quiero hacer por el resto de mi vida.
Steýfer.
25/01/09.

martes, 3 de febrero de 2009

tristeza metiche!


Es una noche larga, no puedo dormir, intenté, pero el sueño no quiso venir, lo llamé, le pedí que me ayudara, porque así podría librarme de este vil sufrimiento. A quien no llamé, pero vino de entrometida, fue la tristeza y le acompañaron las lágrimas, pocas al principio, muchas después, no quisieron irse…cómo botarlas, ¿qué hago?, ¿no entienden que no las quiero?, detesto estar llorando como una niña, ya no lo soy, me gusta serlo, pero no cuando hay que sufrir. Cuando hay que sufrir, quiero ser grande, tragarme mis lágrimas y que nadie me vea, si se me cae una.
Parece que el cielo me acompaña en mi dolor, sí, está lloviendo, me gusta la lluvia, así que saldré y me inventaré una caminata, sin recorrido fijo, sin importar a donde vaya, eso no importa, porque, porque…ya no importa donde esté, lo importante es que esa tristeza entrometida no me siga, y mucho menos las lágrimas, no, no más, me lavaré la cara, me cambiaré, mp3 en mis oídos y me iré. Pues sí es un poco tarde, las 10 y algo, hoy domingo, calles solitarias, sí, y eso qué?, ya no importa nada. Sólo Tú y yo Señor. Sólo Tú y yo!, y tu hermosa naturaleza!
01/02/09
P.D.: quítenle el paraguas a la imagen, no me gusta la lluvia con paraguas!

domingo, 1 de febrero de 2009

La luna en el ocaso


Seis de la tarde, estamos en una combi, que nos dejó, disque porque se cansó de esperarnos, pero que tuvo que regresar por nosotros, con lo importantes que somos, jeje.
Salimos rumbo a Huanchaco, sí, allá nos esperan…el mar, la arena, los muy muy, el atardecer, y…claro, otro grupo de chicos, amigos, conocidos, no importa, son hermanos en Cristo, al menos la mayoría.
Fue una tarde-noche espectacular, la pasamos bien, jugando y compartiendo, conociéndonos.
Yo me percaté de algo…vi cómo se ocultaba el sol, y eso lo vimos todos…pero yo vi algo más, vi cómo se ocultaba la luna, la luna en el horizonte, yéndose, quién sabe a dónde, a Japón quizá, pero se iba, si no fuera porque no brillaba tanto y estaba algo oscuro, hubiera pensado que era el sol que se estaba ocultando por segunda vez, fue impresionante, y una experiencia que disfruté sola, no compartí con nadie ese momento, pero la diferencia del ocultamiento del sol, con el de la luna, es que el sol demora más creo, la luna apareció a las 7 casi y se ocultó como a las 10pm, 10 y algo quizás.
Para mí es algo nuevo, no sabía que la luna se ocultaba, y menos tomando el mismo camino que el sol, a lo mejor se va buscándolo, a lo mejor quiere encontrarlo, pero el sol se fue antes…tal vez la luna llegó algo tarde, pero no sé si llegó a alcanzarlo, ¿puede ser no?, hasta podría pensar que llegó a alcanzarlo ayer, o quizá hoy o tal vez lo hará algún día.
Y así como la luna busca el sol, yo te busco a Ti, mi Señor, como la luna va por el camino del sol, así Señor, quiero ir por tu camino, y si alguna vez, por tan solo un momento, me voy por otro camino o intento desviarme, sé que con amor me tomarás de la mano y me devolverás a tu camino. Y no sé si la luna llegue a encontrar al sol, pero sí sé que no he sido yo quién te he encontrado, sino que Tú me encontraste.