Un patín color rosa, talla 39, estilo zapatilla de emo y con una estrellita en el lado externo, y, además, zurdo.
Lo encontré muy solitario en un mercado, en la sección juguetes. En un rincón, semi-abandonado:
- Y ése, ¿cuánto vale?- le pregunté al vendedor.
- No está en venta por falta de compañía.
- ¿Y eso? ¿Qué pasó con su par?
- No se sabe, llegó así, solo, metido en su caja.
- Mmm…¡me lo llevo! – dije efusivamente.
- ¿Para qué querrías un solo patín y encima zurdo? Pero…si lo quieres…no hay problema, llévalo.
Le pagué el precio correspondiente y me fui a casa contenta con mi patín color rosa.
Me propuse buscarle compañía, y decidí publicar un anuncio en los clasificados del domingo: “se busca patín color rosa, talla 39, estilo zapatilla de emo y con una estrella en el lado externo, DEBE SER DIESTRO”.
Esperé días que alguien llamara. Pasaron semanas y…Sí, acertaron, hasta ahora no he llegado a encontrar el patín color rosa diestro. Me quedé con mi patín color rosa zurdo; pero su soledad y la mía se acompañaron.
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