Hoy sigo mirando tus ojos coquetos; ésos que nunca me miraron. Estoy viendo tus labios tan bien dibujados; aquéllos que siempre mencionaban su nombre. Estoy conociendo esa nariz casi perfecta que inspiraba mi vida. Veo esas mejillas que se vestían de un color rojizo cuando ella se te acercaba. Estoy viendo tus orejas de caricatura, siempre atentas a su llamado. Y esa frente, que pude haberla besado muchas veces y nunca terminar. Miro tu cabellera, ésa que pasabas peinándola y llenándola de aromas cuando sabías que ella aparecería. Veo tu barba, la que afeitabas a diario para no raspar su piel tersa. Observo tus pestañas, que parecían volar cuando ella se sentaba a tu lado. Tus cejas que se movían de acuerdo a la melodía de su sonrisa. Y esos vellos en tu pecho, aquéllos que despertaban la pasión y ternura que dormía en mí, pero que a fuerza de pellizcos obligaba a callar…Hoy sigo mirando tu retrato.
Cojo el teléfono y marco tu número. Timbró. Escuché una voz suave, pero firme: ¡aló! Inmediatamente colgué, no pude hablarte. Sé que ella estaba a tu lado en ese momento.
Interesante tu blog, regresaré seguido por tu bitácora, pues ya me hice uno de tus seguidores.
ResponderEliminarAprovecho para invitarte a que le des un vistazo a este videoblog, el primero de Trujillo: www.trujilloteve.com. Estamos en contacto.