martes, 30 de noviembre de 2010

diálogo con alguien especial

- Te he esperado por mucho tiempo, sé que estás ocupada; pero, ¿podrías mirarme un momento?
- Ahora...estoy estudiando, luego debo trabajar. No tengo mucho tiempo, ¿sabes?
- Sé que estás estudiando, pero también sé que andas triste.
- ¿Yo?, ¿triste? - la muchacha intentó sonreír - no - afirmó, muy segura de sí misma -, si acabo de estar con mis amigos y la pasamos muy bien. No, yo no ando triste.
- He visto tus lágrimas mojar tu almohada, he visto tu llanto por las noches y he oído tus gritos silenciosos por la mañana.
- ¿Cómo sabes que he llorado?, estaba sola en mi cuarto.
- ¿Crees que no sé lo que te aflige?, sólo quiero oírlo de ti. Sólo quiero que tú vengas a mí.
- ¿Ir a ti?, pero eso no soluciona nada. Le he contado mis problemas a tantas personas, pero nadie puede ayudarme. ¿Crees que tú podrás hacerlo?
- Sólo si tú quieres.
- No sé si quiero. Seguro que ya pasa, no hay mal que dure cien años.
- No puedes llevar tus cargas tú sola. Ven y deja tus cargas en mí y descansa. ¿Sabes cuánto te amo? No quiero verte triste.
- Ok. ¿Cómo funciona?
- Sólo debes venir a mí, dejar que yo lleve tus cargas y dejar que yo viva en tu corazón, para eso debes aceptarme como tu Señor y Salvador. Yo perdonaré tus pecados...
- Y luego, ¿qué?, ¿así nomás?, ¿así de simple?
- El resto lo haré yo, siempre que tú me dejes.
- Pues...creo que eres Jesús, aquél judío al que crucificaron, creo que dejaste que te crucificaran para salvarme de mis pecados, y sé que te necesito. Te acepto como mi Señor y Salvador, perdóname por ser tan terca y por todo lo malo que he hecho. Te entrego mi vida y mi corazón (aunque tú sabes que anda muy apenado y tiene algunas heridas). Amén.
- ¿Sabes que ahora eres hija de Dios?
- ¡Qué orgullo serlo! Gracias.
- No sólo hay que serlo, sino también parecerlo.
- Sí ps, pero ayúdame ps, va a ser dífícil.
- En el mundo tendréis aflicción, pero confía, yo he vencido al mundo. (Evangelio de Juan 16:33)
- Qué chévere. Gracias. Confío en ti, ¡confío! =)

sábado, 27 de noviembre de 2010

Un sueño, otra realidad

Ayer te vi, ¿me recuerdas? Al menos sé que sí me recuerdas, sabes mi nombre, sabes quién soy. No sé si al menos puedo ser tu amiga, pero intentaré serlo. No sé si lo logre, pero estoy decidida a intentarlo.
Hoy quise llamarte, pero no lo hice. Sigo pensando en ti. Me dormí y tú estabas ahí, estabas tan lindo y tierno como siempre, mirando cómo yo dormía. Y yo te veía cómo tú me veías dormir. Y luego me viste, te percataste que yo estaba mirándote y...sonreíste, sólo sonreíste, mostrándome tu sonrisa tímida una vez más.
Hay muchas cosas que me pregunto sobre ti. Tantas cosas que aún no sé. Demasiadas cosas que me gustaría saber. ¿Me darás la oportunidad de conocerte?

lunes, 22 de noviembre de 2010

:(

Hoy lo supe. Llegaste a desconectar el cable. No puedo hacer más. Cómo me hubiera gustado poder hacer algo más, ya no puedo.
Esto dolerá un tiempo, pero como todo lo demás, pasará.

lunes, 8 de noviembre de 2010

No quiero desconectar el cable

Me niego a desconectar el cable. Me niego a desenchufar el televisor. No, no es que me guste gastar la luz.
El televisor seguirá prendido, mientras duerma, mientras cocine, cuando estudie, cuando lea una novela, cuando tome café sola, cuando esté sin ti, el televisor seguirá prendido, porque sólo entonces yo estaré contigo, aunque tú no estés aquí.
Si un día lo desenchufo, si un día lo desconecto, nunca me perdonaría el no volver a encontrar tu figura, no volver a ver tu silueta, y tu sonrisa, y tu cabello, y todo tú.
Cómo saber si cuando lo vuelva a prender aún estarás ahí, cómo saber que no perderé tu figura, cómo saber que no te dejaré de ver.
Prefiero que el televisor siga prendido, prefiero seguir escuchando tu voz, esa dulce voz que me arrulla cuando duermo, que calma mi lamento. Que alegra mis mañanas y que tranquiliza mis noches y acompaña mis amanecidas junto a un libro.
Aunque en el fondo espero que alguien pueda venir a desconectar el cable, no quiero deconectarlo yo. En el fondo, espero a esa persona. Espero que llegue y se atreva a desconectar el cable o me obligue a hacerlo.