En la calle vemos luces, en las casas siempre hay luces, el infaltable arbolito de navidad y el nacimiento armado de última hora.
Siempre deseando esperar la navidad con un pavo en la mesa, un par de panetones, el chocolate caliente y el champagne para brindar.
A veces en familia, a veces a solas, a veces con amigos.
Si faltara el pavo, si faltara el panetón o no hubiera chocolate caliente, ya no hay sabor a navidad.
¿Cómo es que se nos ha olvidado el verdadero sabor a navidad? La navidad debería tener sabor salvación, sabor a Cristo. No sé cómo fue que muchos no recordamos el verdadero significado de la navidad: un niño nació en Belén, creció y luego estuvo dispuesto a cumplir su misión, morir en la cruz y sufrir por nosotros, por amor a nosotros, todo por amor.
Y, hoy le agradezco un montón por amarme tanto, aunque sea un amor inmerecido.
Este blog les desea ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!
Atte., Steýfer
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