Hoy desperté y me miré al espejo. Tu silueta me miraba de espaldas (nunca lo hiciste de frente). Cuando volteé el rostro, quise mirarte, o al menos besarte, tan solo acariciarte. Tu imagen ya se había desvanecido. Simplemente desapareciste. Como siempre.
No sé cómo pedirte que regreses, si en realidad nunca estuviste aquí, pero tu imagen ha vivido conmigo largo tiempo.
Ocupas demasiado espacio, y sabes que no miento. Mientras pienso en que debo dejar de pensar en ti, se me termina el día, la semana, el mes, el año...se me acaba la vida y sigo pensando en ti y en tus palabras, esas palabras que salen de tu boca cual daga es clavada en el corazón del enemigo. Las palabras qeu salen del vacío y llegan a mí y que ahora sé que regresaron al vacío, porque ya ni las recuerdo.
Apenas recuerdo tu rostro, ya no sé cómo era tu sonrisa y tus ojos...quizá estaba ciega.
En verdad, aunque no lo creí, llegó el FIN y me alegra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario