miércoles, 9 de febrero de 2011

Simplemente...¡gracias!


Hoy comenzamos de nuevo, me encantó el reencuentro, sigues tan lindo como siempre; simplemente bello.
Pude ver tu sonrisa cuando me miraste, pudiste notar mi alegría al abrazarte. Tanta ternura, cariño…realmente me amas.
Pensé que, quizás, todo lo que hice durante el tiempo que te dejé había hecho que dejes de amarme. Imaginé que te habías ido. Pero la que se fue fui yo. Fui yo quien te dejé, pero nunca dejé de amarte, tú lo sabes. Aunque llegué a pensar que ya no sentía nada por ti, me di cuenta que eres mi primer amor y siempre serás mi nuevo amor.
Tú nunca te fuiste, siempre estuviste esperándome. Nunca entendí tu amor, nunca supe porqué me amas tanto.
Porque él se fue y yo ya no quiero que vuelva, ya no lo amo, tal vez nunca lo amé. No estoy dispuesta a esperarlo.
Y, quizás, porque él se fue es que yo vuelvo. No lo sé, o no quiero saberlo. “Ya no importa”, me dices, “lo importante es que estás aquí”.
Y es cierto, aquí estoy, dispuesta a quedarme contigo, sin opción de irme, sin querer mirar la puerta de salida. Sólo quiero tener mis ojos puestos en ti, porque en mí has posado tus ojos.
¡Te amo mi Dios!
Atte., tu hija, quien no puede dejar de amarte y está totalmente agradecida.
Trujillo, 09 de febrero de 2011.

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