domingo, 10 de enero de 2010

Un grito, una voz...un susurro


Oyó un grito desesperado:
- ¡Me necesitas, ¿cuándo vas a convencerte?!
Fue cuando sus huesos se helaron y la piel se le puso de gallina. Un escalofrío recorrió su cuerpo, de pies a cabeza (no al revés). No, no era un grito desesperado, era un susurro, muy bajito...que logró oír en su desesperación, su desesperación y depresión.
Parecía reconocer aquella voz, pero no lograba recordar dónde, cuándo, ni cómo la había escuchado antes.
Sólo sentía que conocía esa voz, y quiso ir tras ella. Pensó en regresar a su infancia, quizá era ahí que la había escuchado. Y regresó al día siguiente de aquella madrugada en que su madre actuaba de forma extraña, caminando desnuda por la habitación donde sus pequeños dormían, a aquel día en que su madre falleció. Y reconoció esa voz, ¿era la misma voz? la que en aquella ocasión le dijo: "tranquila, no estarás sola". Tenía dudas,
- ¡No era la misma! - se dijo a sí misma.
Entonces, regresó a su niñez, a aquel episodio en ese teatro. Ella había soñado con ese día, sería una gran artista, todos le aplaudirían y escucharía decir a todos: "lo hiciste muy bien, no hay otra como tú". Pero hubo alguien...alguien a quien ella amaba, su padre, llegó borracho y la sacó de aquel teatro, el espectáculo nunca se llevó a cabo, no con ella en el escenario. "Aunque él no lo sepa, te ama. Pero yo te amo mucho más", recordó aquella voz sublime, aquella frase que la acurrucó en algún abrazo, pero sus recuerdos no eran claros, su memoria le fallaba un poco. Y las dudas la estaban matando.

Ahí estaba, ella tenía quince años, enamorada inocente, frágil, con heridas en el corazón. Aquel primer beso, y se remontó al último, el último beso, fue...simplemente fue. "Fue lindo mientras duró", le dijo aquel chico, que hasta el día anterior sólo había dicho frases cursis y muy románticas. Era la primera vez que su corazón oía algo así, y no quería oírlo, pero se tragó sus lágrimas, hasta llegar a su habitación, ahí explotó en llanto, ahí se resquebrajó totalmente. "Él nunca te amó, pero eso no importa, mi amor puede llenar el vacío de tu corazón, mi amor puede sanar tus heridas". Ese recuerdo estaba más claro, esa voz, ¡diciendo que en verdad alguien le amaba!
Esa voz resonaba otra vez en su mente. Ella comparaba sus recuerdos, la voz siempre fue la misma, estaba convencida de que sí, pero aún no lograba dilucidar quién era, cómo es que podía escucharla.
- Siempre fuiste tú, mi Dios, siempre estuviste conmigo, en aquellos momentos, nunca estuve sola. ¡Gracias! ¡Perdón por haberte dejado de lado todo este tiempo!
Steýfer

4 comentarios:

  1. Vaya eso sono como de otros tiempos. me encanto sabes, muy bien . Te felicito, te hiciste acreedora a un caramelo de limon de no se cuantos dias.

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  2. Que gran verdad reflejaste amia, Dios esta con nosotros siempre a pesar que muchas veces no nos damos cuenta, y que gusto que te hayas dado cuenta que solo nuestra vida puede estar bien a su lado.... tkm ....=D

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  3. Él siempre está ahí, ¿no?, siempre con la mano extendida, listo para hundirnos en un abrazo.
    Muy buena entrada =).

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  4. gran entrada T_T... no importa qué tan solo uno se sienta a veces. Cada vez que recuerde un episodio triste de mi vida, me dire: Pero Dios estaba allí =)

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