¿Qué hay de atractivo en un establo? La verdad es que tan solo hay vacas, terneras, leche, y, tal vez, toros. Además de la panca, el agua que toman las vaquitas y la leche de la que se alimentan las terneras, no encontrarás nada divertido en un establo. Sólo verás el milagro de traer al mundo un ternero, o ver el final del ciclo de vida de otro. Puedes ver a la naturaleza actuar con ayuda de la mano del hombre y ver a alguien ordeñar una vaca.
Se puede sentir el cariño de una brown swiss (marrón clarito), o ver la hermosura de una holstein factor rojo o la timidez de la holstein (común, es decir, la típica vaquita color blanco y negro).
Definitivamente podría pasarme toda una mañana contemplando un establo, y sentir el calor de una ternerita y sentir su lengua en mi mano o darle de comer para que den la extraordinaria leche que tomamos o sus derivados.
Hice una visita al Establo Monteverde que queda en Jequetepeque - Pacasmayo, casi al despedirnos de la médico veterinario nos dijo:
- Espero que les haya gustado la visita.
No pude contenerme tenía que contestarle con toda la sinceridad posible,
- No me gustó, claro que no. ¡Me recontra encantó!- totalmente extasiada.
Sólo me quedó agradecer a Dios por las equivocaciones (si no me hubiera equivocado no llegábamos al establo) y porque nada es casualidad en esta vida (todo está planificado, aunque no por nosotros).
domingo, 31 de julio de 2011
viernes, 15 de julio de 2011
Sueñoss
Decidí aplanar calles con mis zapatitos negros, negros como la tristeza que llevaba encima. Esta tristeza que causa tu presencia - que es a la vez ausencia - en mi vida.
Caminaba sola, como de costumbre, deliberando conmigo misma sobre el tema de siempre, es decir, tú, lo que dices, lo que haces y todo tú.
Distraida porque iba concentradísima, casi tropiezo antes de cruzar la pista. Fue cuando escuché una voz mencionar mi nombre, miré al frente, hacia atrás y a los costados, pero no había ningún caminante que yo conociera. "Quizás me pareció", pensé. Y me dispuse a continuar mi camino, pero esa voz me mataba, gritaba mi nombre, esa inconfundible voz pronunciando el nombre que más me gusta. Te vi subido en un taxi, te vi en aquél carrito y te saludé, mientras trataba de seguir caminando, pero dijiste, "sube" (como si me ordenaras). "No te preocupes", respondí muy amablemente (nunca he podido hablarte de otro modo). "sube", volviste a ordenarme, y yo obedecí (como siempre lo he hecho y estoy dispuesta a seguir haciéndolo). Te ofreciste a llevarme a mi casa, casi me regañas por haber estado caminando sola y a altas horas de la noche por la calle. Me encantaba escuchar tus regaños, me fascinaba que te preocuparas tanto por mí. Fue el día más feliz de mi vida, aunque nunca escuché decir lo que quise escuchar, pero es harto conocido que no siempre se puede tener todo lo que uno quiere.
Yo seguiré cerca a ti, aunque nunca lo suficiente, aún así te (per)seguiré, esperando poder ser tu amiga, un día de éstos. No espero más, soy realista, sólo anhelo ser tu amiga, nada más.
Atte., tu admiradora (no tan) secreta.
Caminaba sola, como de costumbre, deliberando conmigo misma sobre el tema de siempre, es decir, tú, lo que dices, lo que haces y todo tú.
Distraida porque iba concentradísima, casi tropiezo antes de cruzar la pista. Fue cuando escuché una voz mencionar mi nombre, miré al frente, hacia atrás y a los costados, pero no había ningún caminante que yo conociera. "Quizás me pareció", pensé. Y me dispuse a continuar mi camino, pero esa voz me mataba, gritaba mi nombre, esa inconfundible voz pronunciando el nombre que más me gusta. Te vi subido en un taxi, te vi en aquél carrito y te saludé, mientras trataba de seguir caminando, pero dijiste, "sube" (como si me ordenaras). "No te preocupes", respondí muy amablemente (nunca he podido hablarte de otro modo). "sube", volviste a ordenarme, y yo obedecí (como siempre lo he hecho y estoy dispuesta a seguir haciéndolo). Te ofreciste a llevarme a mi casa, casi me regañas por haber estado caminando sola y a altas horas de la noche por la calle. Me encantaba escuchar tus regaños, me fascinaba que te preocuparas tanto por mí. Fue el día más feliz de mi vida, aunque nunca escuché decir lo que quise escuchar, pero es harto conocido que no siempre se puede tener todo lo que uno quiere.
Yo seguiré cerca a ti, aunque nunca lo suficiente, aún así te (per)seguiré, esperando poder ser tu amiga, un día de éstos. No espero más, soy realista, sólo anhelo ser tu amiga, nada más.
Atte., tu admiradora (no tan) secreta.
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