domingo, 12 de septiembre de 2010

EXAMINÁNDOTE


Te contemplaba mientras mi examen yacía abandonado sobre mi carpeta. De pronto levantaste la mirada. Mis ojos avergonzados recordaron que tenían un examen por resolver.
Por un momento estuve pensando en mi examen, tratando de recordar lo que había leído mientras pensaba en ti.
Mis ojos vagaban por el resto del salón, pero no pudieron alejarse de ti. Otra vez miraste. Mis ojos tímidos se quedaron por un segundo, quizás fueron dos.
Mis sentidos no querían ver el examen. Mis ojos se cerraban y pensaba en ti.
De pronto, mi lápiz rodó por el piso. Te acercaste alcanzándomelo, me miraste y susurraste:
- ¿Te veo esta noche? – tu sonrisa permanecía intacta.
- Te espero donde siempre – te dije, muy apresurada y en voz muy bajita.
- Gracias – dijiste, mientras guiñabas un ojo.
Un casi grito interrumpió:
- Faltan cinco minutos y acaba el examen – dijo el profesor en voz alta y sonriendo con gentileza.
Me di cuenta que no había terminado mi examen. En mi desesperación empecé a llenarlo y a marcar alternativas apresuradamente.
De repente te acercaste:
- Ya terminó el examen alumna – tu sonrisa permaneció intacta.
- Por supuesto profesor, ya había terminado – te dije mientras trataba de no mirarte más.

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